|  OficinaInstagram   

46.PRIMA

PRIMA I
"LO CONSTRUCTIVO"

09 / 2019
290 x 85 mm
14 páginas
ISBN 978-956-398-996-0
comprar

1:25
Casi todo lo que hacemos lo dibujamos escala 1:25. Esta escala permite dibujar el proyecto otorgándole un alto grado de información sin necesidad de resolver sus particularidades. Este nivel de información, intermedio entre un escantillón y un corte, aborda el proyecto desde una realidad estructural y constructiva que nos interesa, pues ahí se juega, en última instancia, la capacidad de hacer un buen lugar con el aire que seamos capaces de juntar.
Aprendimos a dibujar secciones constructivas copiando planos de Ryue Nishizawa y de Kazuo Shinohara. En sus planos vimos por primera vez el desarrollo de dibujos que permiten mantener reunida la información constructiva viendo una sección completa del proyecto. Esto, que parece nimio, nos parece importante. Poner en circulación, como un único hecho, el proyecto y la conformación del cuerpo que lo construye, permite entender que lo que se hace en términos proyectuales y el cómo se resuelve son una misma cosa.

Al trabajar, partimos discutiendo y dibujando soluciones y paquetes constructivos muy temprano, en la formulación del proyecto, para dar cuerpo cierto a aquello que estamos pensando. En este sentido, como campo de abstracción, el proyecto para nosotros no existe y necesitamos contrastar siempre lo que pensamos con una manera de ponerlo en el mundo de forma concreta.
Dibujamos en centímetros, alguna vez intentamos dibujar en milímetros, pero nos dimos cuenta que tiene poco sentido práctico dado que la capacidad de detallar a ese nivel no se condice con la realidad del aparato productivo de la construcción. Al menos de este lado del mundo.

Lo que proyectamos tiene que ser capaz de absorber diferenciales en su ejecución propios de una mano de obra de mediana o baja calificación. Construimos el proyecto en el proceso de dibujo y dibujamos con mucho rigor, como medio de comprobación. Esta precisión, más que apelar a una ejecución ideal, nos sirve para revisar y considerar los márgenes de tolerancia que la práctica constructiva podría aguantar. Incorporar este margen de tolerancia, que remite a la realidad en que nos toca operar, nos ahorra problemas en obra y una buena cuota de frustración.